El dolor vaginal o vulvodinia se define como una molestia, ardor o dolor crónico en la zona vulvar, de más de tres meses de duración y donde el origen de la causa puede ser multifactorial. Esta dolencia es más habitual de lo que puede parecer y no solo afecta al plano sexual sino que puede llegar afectar a las actividades de la vida cotidiana, ya que algunas pacientes refieren dolor simplemente estando sentada.
Pero además del dolor podemos encontrarnos con otros signos y síntomas como:
- Sensación de quemazón, ardor y/o picor.
- Inflamación de la vagina.
- Escozor al orinar
- Dolor y/o imposibilidad de mantener relaciones sexuales
- Alteraciones del color u olor en el flujo vaginal
- Sangrado
- Bultos o verrugas genitales.
Causas más comunes del dolor vaginal
- El uso de prendas ajustadas y de tejidos sintéticos que impiden que la vulva transpire, favoreciendo así la proliferación de hongos y bacterias.
- Las infecciones urinarias o cistitis.
- Reacción alérgica. Algunas mujeres tienen mayor sensibilidad a algunos productos como el suavizante que se emplea al lavar la ropa, los preservativos, los jabones íntimos o las toallas higiénicas entre otros.
- Infecciones de transmisión sexual.
- Vaginismo
- Quistes localizados en la vagina, como sucede en el caso de la Bartolinitis que produce una inflamación de las glándulas de Bartolino ocasionada por una infección.
- Sequedad vaginal ocasionada por la bajada de estrógenos como sucede durante la menopausia, la lactancia o como efecto secundario de algunos métodos anticonceptivos.
- Cáncer de vulva. Este es más frecuente en mujeres adultas mayores con factores de riesgo como tabaquismo, tratamiento con inmunodepresores, cáncer de cuello uterino e infección por VPH, etc. produciendo síntomas como: comezón que no cede, inflamación e incluso ulceración de la zona vulvar, sangrado y dolor o sensibilidad en la región.
- Embarazo. En este caso el dolor está justificado sobre todo en el tercer trimestre por el aumento de presión sobre la zona genital, pero aún así es importante descartar otras posibles causas como las infecciones.
¿Cómo aliviar la vulvodinia?
En primer lugar es importante visitar al médico si presentamos algunos de los signos y /o síntomas mencionados anteriormente para descartar el origen de la lesión.
El único caso donde está justificado el dolor, es en la recta final del embarazo, pero eso no significa que no se pueda aliviar y para ello es importante controlar la ganancia de peso, aumentar la actividad física, realizar drenajes linfáticos, masajes perineales y el uso de compresas frías en la zona genital para aliviar los síntomas.
En el caso de que el origen sea un proceso infeccioso, es importante pautar un tratamiento farmacológico. Si este además va acompañado de verrugas o quistes, el médico tendrá que valorar si eliminarlo a través de la cirugía o en algunas ocasiones se puede emplear técnicas menos invasivas como el láser ginecológico.
En otras ocasiones si el origen es la sequedad vaginal, el uso de hidratantes vaginales y lubricantes durante las relaciones sexuales como enna mositurizing podría ser la solución, pero si aún así persiste, podemos recurrir a la fisioterapia de suelo pélvico con técnicas como la diatermia que ayudan a mejorar la vascularización, lubricación y trofismo de la vagina.
Tratamientos médicos como El PRP (plasma rico en plaquetas) o láser ginecológico también resultan muy buenas soluciones en los casos más severos.
Si se diagnostica que el origen es un vaginismo (espasmo muscular que produce el cierre de la vagina resultando imposible explorar a la paciente por vía vaginal), es importante empezar con un tratamiento psicológico, y cuando este mejore pasar a un tratamiento de fisioterapia que ayuda a normalizar la tensión de los músculos perineales.
Y en cualquier caso es importante seguir estos consejos para prevenir el dolor o minimizar los síntomas:
- Mantén unos correctos hábitos de higiene,
- Evita el uso de prendas ajustadas ,
- Protégete ante las relaciones sexuales,
- Evita el consumo de sustancias tóxicas (como el tabaco).
- Mantén una correcta alimentación.
Este artículo ha sido escrito por Elena Valiente, fisioterapeuta diplomada por la Universidad Europea de Madrid especialista en Suelo Pélvico.